En los últimos años, Irán ha dado pasos de gigante hacia la integración en el mercado global. Gracias al nuevo presidente y decisiones cómo permitir la entrada de observadores internacionales para vigilar su programa nuclear, el país está cada vez menos aislado. Las grandes corporaciones internacionales lo saben, y preparan sus fichas para jugar. La población se divide entre los que creen que es un error que habrá que pagar, y los que bendicen al cielo por poder parecerse un poco más a sus héroes de videoclip de la MTV. La juventud tira del carro de la modernidad. Las ansias de consumir marcas occidentales es evidente en cualquier complejo comercial. Muchas cosas están cambiando en el reino de los Ayatollahs…