Grecia era un país feliz hasta el año 2007. A partir de la crisis económica en EE.UU, el país heleno comenzó una caída en picado que le obligó en el año 2010 a pedir un paquete de ayudas al FMI para evitar la suspensión de pagos. Viendo que igual no cobraban sus intereses, el FMI y el BCE obligaron al Gobierno griego a aprobar una serie de medidas de austeridad que hundieron a las clases menos favorecidas del país. Como una pescadilla que se muerde la cola, estos recortes no hicieron sinó agravar la ya agonizante situación social en el país, que se vio sumido en una espiral de revueltas, manifestaciones y huelgas generales. “Gracias” al enorme sufrimiento del pueblo, en 2014 la canciller alemana Angela Merkel declara: “”Grecia ha cumplido sus promesas. La vuelta a los mercados financieros es una señal de que la confianza ha regresado”. Los mercados financieros se quedan más tranquilos viendo que recuperan con creces lo invertido, pero la sociedad griega no puede más. Así, en 2015 se llega a unas elecciones generales históricas para el país y claves para el futuro de Europa. Unas elecciones en las que Grecia castiga duramente con su voto a los gobiernos anteriores y aúpa a un partido de izquierda “radical” que promete hacer temblar al poder establecido.
Este ensayo fotográfico realizado en las semanas previas a las elecciones no es más que un tímido acercamiento a la situación social que se respiraba en las calles de la capital helena.