La ciudad de Patras, al norte de la península del Peloponeso, es uno de los principales puertos comerciales de Grecia. Cada mes, unos 7.000 camiones cogen aquí el ferry a Italia para ahorrarse muchos kilómetros. Pero es también uno de los últimos escollos para miles de inmigrantes, principalmente llegados de Oriente Medio y África Subsahariana, que llegan aquí con la ilusión de subirse a uno de esos camiones y acercarse así un poco más a cumplir su sueño, una vida digna.
La realidad es que muy pocos lo consiguen, quedando la mayoría de ellos atrapados en un país en el que la situación de los inmigrantes es realmente grave. No pueden volver a sus países de origen, ya que la mayoría escapan de situaciones de vida o muerte. No pueden salir de Grecia de forma legal, e incluso ilegalmente es muy arriesgado, difícil y caro. Y tampoco pueden quedarse. Están atrapados en Patras.